“La microbiota intestinal es considerada como un órgano más que puede impactar sobre el estado general de nuestra salud, y está formada por 39 billones de microorganismos
que residen en mayor cantidad en el último tramo del intestino grueso. Cada vez conocemos más sobre su funcionamiento y la importancia de mantener una microbiota sana y equilibrada para
cuidar nuestra salud digestiva, pero sus funciones afectan a órganos distantes, y a otros escenarios como la salud mental, la salud de la piel, la salud respiratoria, el
metabolismo...”, explica el Dr. Francisco Guarner, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP). El experto
participó recientemente en un encuentro sobre microbiota organizado por Activia en el Centro de I+D Isaac Carasso de Danone en Barcelona, con motivo del Día Mundial
de la Salud Digestiva.
Mayor diversidad
Si bien el equilibrio de la microbiota intestinal puede depender de varios factores, cada vez más informes apoyan la relevancia del ejercicio físico en la salud microbiana. “Estudios
realizados sobre deportistas de élite han reportado la existencia de una mayor diversidad en la microbiota y una mayor variedad de sus características
con respecto a las muestras presentes en los adultos sedentarios. Del mismo modo, las dietas saludables ricas en proteínas también han demostrado reportar una serie de
efectos positivos sobre la microbiota de las personas”, afirma el Dr. Guarner.
Así, según se desprende de un estudio publicado por la American Society for Microbiology (ASM), el ejercicio moderado tiene efectos positivos sobre la
salud de los atletas como una reducción de la inflamación y la permeabilidad intestinal y una mejora en la composición corporal. También induce cambios positivos en la
composición de la microbiota intestinal y en los metabolitos microbianos producidos en el tracto gastrointestinal. En ese sentido, las investigaciones apuntan a que el ejercicio
también parece contribuir a mostrar niveles más altos de un ácido graso de cadena corta en particular llamado butirato, que es producido por bacterias en el intestino a
través de la fermentación de la fibra y se ha relacionado con numerosos beneficios para la salud. “El butirato es un elemento crucial para los procesos digestivos. Ayuda
a controlar la barrera intestinal y regula la inflamación y las células inmunitarias dentro de nuestro intestino”, explica el Dr Guarner.
Ejercicio desde edades tempranas
Aunque estos efectos son sobre todo patentes en las muestras recogidas en deportistas de élite, el factor diferencial, según apuntan en el estudio, no es tanto la
intesidad de la práctica deportiva, como la etapa vital en el que se adquirió el hábito. De modo que aquellos deportistas que llevan más años practicando
ejercicio físico y que desde la adolescencia han combinado altos niveles deportivos con dietas en su mayoría saludables y altas en proteínas, presentan una mejor salud
intestinal que aquellas personas que empiezan la práctica deportiva en la edad adulta.
Aún así, y a pesar de empezar a practicar deporte en la edad adulta, los resultados son también de mejora de la composicón y características de la microbiota, por lo que nunca es tarde
para empezar. "Los resultados muestran que incrementar los niveles de actividad física en adultos sedentarios provoca cambios modestos pero detectables en las
características de la microbiota intestinal", afirman en el estudio. En el mismo informe, destacan también los efectos del consumo de proteína 'whey' como suplemento. "Se apreciaron
cambios sustanciales en el viroma en los participantes que además de incorporar la práctica deportiva consumieron suplemenetación proteica", afirman.
Begoña González
Escribir comentario